En su bautismo aparecen unos ángeles en las alturas del templo y una voz que dice: "hoy ha nacido un niño, que en gracia no tiene igual", mientras a la pila bautismal, desciende un joven , que dice: "se llamará Julián".
Realizó sus estudios primarios en Burgos y superiores en Palencia. Su brillante expediente le llevó a ser nombrado, con solo 25 años, profesor de Filosofía y Teología de la Universidad de Palencia.
Se marcha a vivir a Burgos en una humilde casa, que construye fuera de la ciudad, donde le espera una vida de retiro, preparación para el sacerdocio y el apostolado.
Mas tarde se ordena sacerdote junto con su criado Lesmes, con quien marcha a predicar por toda España.
En 1.191 es nombrado Arcediano de la Catedral de Toledo, y en 1.196 con 68 años y bajo el reinado de Alfonso VIII, es nombrado Obispo de Cuenca. Camina acompañado de su criado y capellán Lesmes desde Toledo hasta Cuenca, entrando en la ciudad durante la noche para evitar a la multitud que le esperaba.
Realizó una labor apostólica y misionera por toda la provincia, preocupándose de los mas necesitados independientemente de su religión.
Un día, que las paneras de sus limosnas estaban vacías ocurrió que fueron llenadas milagrosamente de trigo.
Foto José Francisco Falcón |
Tenía por costumbre retirarse a una cueva situada en el Cerro de la Majestad, y a la que denominaba "el lugar de mi tranquilo día", por lo que es conocida como "cueva de San Julián el Tranquilo". En ella había un manantial en el que humedecía el mimbre con que hacía unas cestillas, que repartía entre los pobres. En este lugar fue construida una pequeña ermita en su honor.
Murió el 28 de enero de 1.208 y fue canonizado por el Papa Clemente VIII, por el Breve de 18 de octubre de 1594. Su sepulcro se encuentra en la Catedral de Cuenca, y según parece, existió una reliquia suya en la Iglesia de Videmala.
El 28 de enero es San Julián, y en esa fecha debería ser celebrada la fiesta de Videmala, pero ésta se trasladó a primeros de septiembre por cuestiones climatológicas y porque ya se han acabado las faenas de verano.
Actualmente se ha vuelto a cambiar la fecha a finales de agosto, (el último fin de semana) para que pueda ser disfrutada por el mayor número de guímaros posible.
Amenizará la velada, una orquesta moderna, cuyo "teneblario" fue instalado en la céntrica Plaza de España, para que nos movamos como mejor sepamos, al son que nos toquen.
Al día siguiente, temprano, canta el gallo y nadie lo oye, por eso la alborada recorre las calles con la música cuyas notas despertarán a mas de uno y servirán de acompañamiento a los actos más relevantes de la jornada.
Llamados por las campanas y acompañados por la dulzaina, acudiremos a la procesión previa a la misa en honor del Santo Patrón, cuya imagen recorre las calles precedida del ondeante pendón del pueblo.
Una vez terminada la misa, nos dirigimos a la puerta del Ayuntamiento, que nos ofrece el tradicional vermouth, y donde podremos ir calentando con las jotas y pasodobles con que una vez más, nos deleitan la dulzaina, el bombo y el redoblante.
Ya por la tarde, solían tomar la alternativa algunos mozos y mozas, en la plaza monumental de la era. Las vaquillas, festival taurino y a veces caprino (dependiendo del tamaño de las vacas), suele congregar al mocerío del propio Videmala y algunos pueblos limítrofes, que se lanzan al ruedo con la esperanza de dar algún pase de pecho, de espalda o de lo que se pueda, (siempre hay quien merece un pasodoble).
Por la noche, y hasta altas horas de la madrugada, suenan nuevamente los acordes electrónicos de moda, a manos de otro grupo musical cuya calidad podremos comparar con el de el día anterior.
Antiguamente y hasta no hace demasiado tiempo, el baile tenía lugar en la era y no sólo de carácter nocturno, sino que se ofrecían varias sesiones de mañana, tarde y noche.
La fiesta del pueblo podrá ser mejor o peor, habrá mas o menos actividades, nos gustará más o menos la orquesta, pero siempre será una buena ocasión para encontrarse con familiares y amigos a los que probablemente hace mucho que no vemos, y por tanto, si Dios quiere y el tiempo no lo impide, haremos lo posible por asistir en años venideros.
Os esperamos.
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